En la Fundación Nacional Batuta, estamos convencidos de que la música tiene un poder inmenso: el de transformar vidas y derribar barreras. Desde 2009, hemos sido testigos de cómo niños, niñas, adolescentes y jóvenes con neurodiscapacidad encuentran en la música un camino de expresión, aprendizaje y crecimiento personal. Este sueño, que nació como parte de Música para la Reconciliación, hoy Sonidos de Esperanza, ha crecido hasta convertirse en una iniciativa que impacta a más de 600 personas cada año en diversas regiones de Colombia.
Gracias a nuestra alianza con el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, personas con neurodiscapacidad en ciudades como Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Pasto, Buenaventura, Sincelejo, Florencia, Puerto Asís y Tumaco han podido descubrir su potencial a través de la música. La práctica musical colectiva, sumada al acompañamiento psicosocial, ha creado un espacio donde la inclusión y el desarrollo personal florecen, y donde cada participante es valorado por su singularidad.
Estos 15 años de trabajo han sido un viaje lleno de aprendizajes, donde la música se ha convertido en un canal para la integración y el desarrollo emocional y social. Publicaciones como el Programa de Formación Musical para Personas con Discapacidad, lanzado en 2011, y el libro Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje en Ambientes Musicales en 2015, en colaboración con la Universidad del Rosario, son testimonio del conocimiento que hemos construido juntos. Más recientemente, en 2021, la Cartilla de Actividades en Casa se sumó a estos esfuerzos para seguir innovando y ofreciendo herramientas a las familias.
Nada de esto habría sido posible sin el apoyo incondicional de un equipo interdisciplinario de pedagogos, terapeutas ocupacionales, psicólogos y trabajadores sociales, que han dedicado su pasión y conocimiento para crear una pedagogía musical flexible, adaptada a las necesidades de nuestros participantes. Gracias a ellos, cada niño, niña y joven que forma parte de este programa tiene la oportunidad de explorar, superar barreras y disfrutar del proceso creativo.
Hoy, celebramos con profundo orgullo estos 15 años. Agradecemos a cada uno de nuestros participantes, a sus familias que nos acompañan en cada paso del camino, y a los agentes educativos de Batuta, el verdadero corazón de este proyecto.
¡Sigamos juntos, construyendo un mundo donde la música sea un espacio de inclusión y respeto por la diferencia!