La formación musical en el territorio colombiano
Batuta se suma a Artes para la Paz para transformar vidas a través de la música
- Batuta participará en Artes para la Paz en dos pilares: educación formal en instituciones educativas y educación informal en sus Centros Musicales.
- Más de 16.000 niñas, niños, adolescentes y jóvenes en 30 departamentos recibirán formación musical con Batuta.
- Artes para la Paz es la apuesta cultural más ambiciosa del Gobierno en la historia de Colombia, que garantiza el derecho a la educación artística en todo el país y prioriza comunidades históricamente excluidas.
La Fundación Nacional Batuta y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes trabajan mancomunadamente en el marco del programa Artes para la Paz para llevar formación musical a miles de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en todo el país. La alianza contempla acciones tanto en instituciones educativas oficiales como en espacios no convencionales, priorizando a las víctimas del conflicto armado, comunidades étnicas y poblaciones históricamente excluidas.
¿Qué es Artes para la Paz?
Artes para la Paz es la gran apuesta cultural del Gobierno del Cambio. Liderado por MinCulturas en articulación con MinEducación, busca transformar vidas a través de la educación artística y cultural, fortaleciendo el tejido social en los territorios. Su meta es llegar a un millón de beneficiarios durante el cuatrienio, con presencia en 32 departamentos y 732 municipios.
El programa se estructura en cinco pilares: educación formal, educación informal, apoyo a organizaciones culturales, profesionalización y dotaciones. A diferencia de iniciativas anteriores centradas solo en la música, amplía su alcance a diversas disciplinas, que incluye danza, teatro, escrituras creativas y audiovisuales.

¿Cómo se vincula Batuta?
Batuta fue seleccionada como entidad ejecutora en el pilar de educación formal. La formación musical se desarrollará en 86 instituciones educativas oficiales, distribuidas en 29 departamentos y 56 municipios, llegando a más de 13.000 estudiantes, entre ellos 660 niñas, niños y adolescentes en condición de discapacidad y 358 músicos pertenecientes a tres Centros Orquestales.
En paralelo, la Fundación amplía su experiencia en la formación musical a través de sus Centros Musicales, tendrá espacios de formación, práctica y disfrute de la música desde una perspectiva de inclusión y garantía de derechos culturales. Esta acción beneficiará a 3.640 niñas, niños, adolescentes y jóvenes en 27 municipios de 15 departamentos.
“Para la Fundación Nacional Batuta esta ha sido una oportunidad inmensa de reconocer, aprender, aportar, y a la vez, un reconocimiento a la importancia y necesidad de formar mejores seres humanos y una sociedad capaz de vivir en paz, a través de la música, misión que ha cumplido por 33 años”, afirma Beatriz Helena Mejía Ramírez, Presidenta Ejecutiva (e) de la Fundación.
El modelo pedagógico de Batuta, alineado con la estrategia del Ministerio, propone un recorrido en tres pasos:
- La emoción de la práctica colectiva, donde se despierta la motivación a través del diálogo y la creación compartida.
- Manos a la obra, con el aprendizaje de repertorios que fortalecen la identidad cultural.
- Celebramos la vida y la paz, con la visibilización de los resultados como herramientas de convivencia y reconciliación.
Las prácticas musicales colectivas en Batuta enfrentan dos grandes retos:
- Formar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en procesos sólidos de aprendizaje.
- Alcanzar resultados artísticos de calidad en cada agrupación.
Estos procesos, más allá de lo musical, generan apropiación social, identidad y sentido de pertenencia. “La música me ha servido para darme cuenta de que la música no solo es tocar un instrumento, sino que también llena el vacío en mi interior y en el mundo, si no hay música se pierde el color de la vida”, afirma Jhoselin Coral Núñez, violinista de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Puerto Asís.
La misión de la Fundación Nacional Batuta se alinea directamente con los objetivos del PND, dedicada a fomentar el acceso a la música y al desarrollo integral de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en todo el territorio nacional. Esta labor se extiende hacia la construcción de tejido social para la vida en comunidad, la creación de espacios de paz, reconciliación y convivencia, así como al fortalecimiento de habilidades individuales y colectivas de los y las participantes de sus programas de formación musical, lo que les permite una participación activa en la sociedad.
“Más que un programa, estamos hablando de una apuesta de país. Pasa por los establecimientos educativos: estamos en 1 de cada 3 de los colegios públicos del país, pero el programa también reconoce la educación informal, porque tenemos claro que la cultura tiene bastante qué decir a propósito de procesos formativos en el país. El desarrollo para Colombia no es solo material y estructural, también pasa por un desarrollo social y cultural”, dice la ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, Yannai Kadamani Fonrodona.