El Minculturas y Batuta abren inscripciones para Sonidos de esperanza
- Desde el 12 de febrero, 18.500 niños, niñas, adolescentes y jóvenes de los 32 departamentos del país, entre 6 y 17 años, podrán inscribirse gratis en este programa que ofrece espacios para la formación, práctica y disfrute de la música.
- Quienes estén interesados podrán inscribirse en el Centro Musical Batuta ubicado en cada uno de los 86 municipios donde el programa está presente y cuyo contacto está disponible haciendo clic aquí.
Las inscripciones están abiertas para que 18,500 niños, niñas, adolescentes y jóvenes de 86 municipios de los 32 departamentos del país accedan a Sonidos de esperanza, el programa que ofrece formación musical colectiva y acompañamiento psicosocial, gracias a la alianza entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Fundación Nacional Batuta.
Hay dos programas para vincularse: el de iniciación musical (ensamble y coro), que busca que los beneficiarios adquieran destrezas básicas para el desarrollo motriz, rítmico, auditivo y vocal, con la práctica instrumental colectiva y la lectoescritura musical, a través de repertorios colombianos y latinoamericanos; y el de discapacidad, que ofrece formación musical a niños, niñas, adolescentes y jóvenes con capacidades diversas como una oportunidad para potenciar sus habilidades físicas, intelectuales, sensoriales y psicosociales.
La inscripción es gratuita y se diligencia en los Centros Musicales Batuta, ubicados en 86 municipios del país, o a través de los teléfonos disponibles en este directorio. Según Catherine Surace, directora Académica de la Fundación Nacional Batuta, “las evaluaciones que miden el impacto de la educación musical impartida por Batuta demuestran que esta influye de manera positiva en la vida de los niños y niñas en situación de extrema pobreza y vulnerabilidad, así como aquellos que son víctimas de violencia, mejorando su autoestima, motivación y liderazgo”. Además, como agrega ella, existen evidencias científicas que demuestran que cuando una persona en fase de aprendizaje entra en contacto con procesos musicales se estimula la creatividad, la imaginación, la inteligencia emocional y el desarrollo cognitivo. Y es evidente en testimonios como el de Joel Santiago Mendoza, participante del Centro Musical Batuta de Armenia, quien afirma que “además de aprender a cantar y a tocar la flauta, la percusión y las placas, Sonidos de esperanza me ha enseñado a compartir con mis compañeros y compañeras, y a demostrar a mis profesores y mi familia todo lo que soy capaz”.
Danna Sofía Cuevas, integrante del Centro Musical Oriol Rangel Rozo de Cúcuta, agrega que “Sonidos de esperanza enseña que todos somos iguales y capaces de grandes cosas, que cuando hace música con sus compañeros del centro musical se siente en paz, tranquila y segura”.
Sobre el programa:
Sonidos de esperanza es el resultado de una alianza entre el Ministerio de Cultura y la Fundación Nacional Batuta, que busca mejorar la calidad de vida, promover los derechos culturales, el desarrollo integral y la recuperación social y emocional de 18.500 niños, niñas, adolescentes y jóvenes en condición de vulnerabilidad, víctimas o con discapacidad.
“Dentro del ecosistema musical colombiano ─según Surace─ este programa enriquece la perspectiva de goce efectivo de los derechos culturales de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, entendiendo la música como una herramienta de transformación y la práctica musical colectiva como un laboratorio social”.
Sonidos de esperanza forma parte de las políticas públicas que vinculan la práctica musical con el desarrollo integral de las comunidades más impactadas por el conflicto armado en Colombia. Así, busca espacios para la formación, práctica y apreciación de la música desde una perspectiva de inclusión social y salvaguardia de los derechos culturales de niños, niñas, sus familias y las comunidades circundantes.
Música para la transformación, Batuta:
El sistema de formación implementado por Batuta en todo el país, desde 1991, se basa en el Sistema de Venezuela y en el diseño metodológico del maestro José Antonio Abreu. Considerando el contexto colombiano y el desarrollo social y cultural de las comunidades, que estaban inmersas en el conflicto interno, se adoptaron otros enfoques de formación musical que permitieron entender la música colectiva como una vía de reparación para niños, niñas, adolescentes y jóvenes vulnerables y sus familias.
Así, la metodología de Batuta se modificó y a la vez se expandió, según las necesidades de las personas en los municipios integrados al proyecto. Siempre con un enfoque que entiende la música como herramienta para la transformación social. La presencia actual de Batuta en el territorio colombiano se expande en zonas geográficas que históricamente han sido golpeadas por la violencia y que hoy encuentran en los procesos musicales y en los lazos tejidos alrededor de los Centros Musicales un camino para la reconstrucción del tejido social y el afianzamiento de vínculos sociales y emocionales que fortalecen los entornos de cuidado para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes del país.
De esta manera, Sonidos de esperanza no solo busca tener un gran impacto social, sino también garantizar que la formación musical ofrecida cumpla con altos estándares de calidad y se integre de manera complementaria y coordinada con los diversos procesos de formación musical en Colombia.
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